Publicado en 2025-04-10
Los contenidos gratuitos en Internet PorJuan Carlos Miguel de Bustos La abundante oferta de contenidos gratuitos accesibles a través de Internet es el resultado de la confluencia de una serie de factores y situaciones que ha permitido y continúa favoreciendo el desarrollo de este tipo de prácticas. Una tendencia fuerte cuyo avance parece propicio actualmente. Internet se ha convertido en una especie de paraíso para los contenidos gratuitos. Cantidades ingentes de archivos musicales, vídeos, artículos, fotografías, software o informes pueden consumirse a través de la Red sin previo pago. El contenido gratuito forma parte de la cultura de la Red hasta tal punto que algunas empresas prefieren distribuir sus contenidos digitales a través de las redes móviles, en las que los consumidores están más acostumbrados a pagar sus facturas de forma pasiva, como en el anuncio realizado por Nokia para permitir gratuitamente el acceso a contenidos musicales (Crawley & Preston, 2007, p. 265). ¿Totalmente gratis? Pero? ¿cuáles son las dimensiones de la economía de contenidos gratuitos en Internet? Es una pregunta realmente compleja, puesto que existen muy diferentes y heterogéneos tipos de gratuidad. El único intento de evaluación sobre este fenómeno lo ha realizado Chris Anderson en Estados Unidos (Anderson, 2008b). El mercado de los contenidos gratuitos financiado mediante publicidad ?el modelo de Google y los medios de comunicación? rondará entre 21 y 25 billones anuales de dólares en EEUU (y puede que cerca del doble, a nivel mundial). Además, los contenidos realmente gratuitos (ofrecidos a través de Internet con un coste casi nulo de distribución) son muy difíciles de cuantificar, aunque pueden hacerse algunas estimaciones: en torno al software libre se moverán unos 31.000 millones de dólares anuales, mientras que los juegos gratuitos pueden rondar los 4.000 millones anuales. En cuanto a la música, es difícil saber qué parte de los 4.000 millones de dólares anuales por ventas de iPods se debe a la música accesible gratuitamente en la Red, qué parte de los 65.000 millones de dólares que se estima que cuesta MySpace corresponde a la música que las bandas de música cuelgan allí gratuitamente o qué porción de los 2 billones que genera el negocio de los conciertos está impulsada por las redes de intercambio P2P. En cualquier caso, la economía de lo gratuito en Internet tiene una dimensión considerable. La naturaleza de los bienes ¿Cuáles son los factores que favorecen la gratuidad de contenidos en Internet? La naturaleza de los bienes explica en parte por qué la gratuidad está omnipresente. Por un lado, los contenidos gratuitos en Internet son bienes informacionales con ciertas características en común: – Sus costes de copia son cercanos a cero, lo que hace difícil excluir a alguien de su consumo. Los contenidos de Internet pueden ser producidos, distribuidos y consumidos sin que medie otro soporte que no sea la propia Red. – Los costes de distribución a través de Internet son cercanos a cero. Aunque sí existe un coste de acceso a la infraestructura, la distribución de contenidos puede llevarse a cabo de manera rápida y prácticamente sin coste. – Los bienes son prototipos, es decir, mercancías únicas. Los costes de fabricación de una sola unidad suelen ser importantes, sobre todo comparados con los de distribución, lo que hace que la rentabilidad se alcance con un número importante de consumidores. – Los contenidos de Internet tienen una gran plasticidad, puesto que están compuestos de múltiples elementos (pensemos en un diario con texto, imágenes, vídeos? de distintas secciones: ocio, cultura, local?) que pueden ser ofrecidos de manera conjunta o separada. La demanda específica de alguno de ellos podría permitir la oferta gratuita del resto. Formas de consumo Por otro lado, la forma de consumir estos contenidos también los dota de ciertas características: – El consumo no destruye el contenido: el acto del consumo no destruye el producto, que sigue siendo propiedad del dueño original, quien puede continuar distribuyéndolo. Permite además un consumo repetido (escuchar una canción cientos de veces). – Son bienes de creencia o de búsqueda, por oposición a los bienes de experiencia, en los que el consumo de parte del producto permite conocer el todo (por ejemplo, el consumo de un yogur). En cambio, en los contenidos no se conoce el bien (la película, el libro) hasta haberlo consumido (visto, leído) íntegramente. Una manera indirecta de definir esta característica es decir que «ni el productor ni el consumidor saben definir la calidad de dicho bien (?) En consecuencia, no puede hacerse ninguna reclamación» (Peltier, 2007). – La imitación se produce no sólo en el ámbito productivo, sino también en el consumo. Determinados contenidos se convierten en best-sellers y son consumidos por porcentajes amplios de la población. La imitación en el consumo se convierte en un medio para reducir la incertidumbre y la aleatoriedad por parte del consumidor. El entorno de la oferta se vuelve más complejo Pero la naturaleza de los bienes intercambiados no explica por completo la proliferación de contenidos gratuitos en Internet; existen otras dimensiones que aportan más pistas. Una de las que más atención ha generado es la inclusión del usuario en alguno de los puntos de la cadena de valor de la información en los que antes no intervenía, especialmente en su papel como productor de contenidos (Águila-Obra, Padilla-Meléndez & Serarols-Tarrés, 2007). Lo cierto es que el panorama de ofertantes de contenidos se ha complicado con la llegada de Internet. Anteriormente, el modelo era relativamente simple: existía un productor profesional que generaba los contenidos para una cantidad determinada de consumidores. La financiación ?total o parcial? de dicha producción se realizaba a través de ingresos por publicidad (radio, televisión, prensa gratuita). La figura del productor profesional de contenidos sigue existiendo en Internet y propiciando la existencia de contenidos gratuitos. Pueden citarse como ejemplos la empresa Weblogs SL (que publica docenas de blogs verticales de acceso gratuito y posteriormente comercializa espacios publicitarios en ellos ( 1)) o la práctica totalidad de los medios de comunicación con ediciones digitales, a pesar de que los estudios sugieren que éstas no complementan sino que ?canibalizan? la audiencia de las versiones impresas (Simon & Kadiyali, 2007) ( 2). Ahora bien, las organizaciones y empresas cuya actividad está basada en la producción de contenidos no son las únicas que liberan contenido gratuito en Internet. Cada vez existen más organizaciones cuya actividad principal no tiene que ver con la producción de contenidos y que, sin embargo, producen contenidos, muchas veces con intención de publicitar y/o promocionar su auténtica actividad. Nuevas técnicas de marketing Los contenidos con cierto interés se propagan en Internet a través de foros, redes sociales o blogs. Por ello, los contenidos gratuitos pueden ser la mejor fuente de notoriedad, siempre y cuando se tenga en cuenta que esta estrategia sólo es útil cuando los contenidos están claramente alineados con la proposición de valor de la empresa (Lumpking & Dess, 2004). Algunos ejemplos de entidades que ofrecen contenido gratuito sin que sea parte de su actividad principal son: – El MIT (Massachussets Institute of Technology), cuando libera los materiales de sus cursos a través del MIT OpenCourseWare. Aunque su actividad principal es la educación, liberando los contenidos atrae la atención hacia la institución y se convierte en referencia. – Cualquier empresa que publique un blog corporativo, como las españolas Alianzo, Fon o Animatu ( 3). -Las empresas que liberan software libre o colaboran con proyectos de software libre para hacerse un nombre o favorecer su negocio principal, como es el caso de Red Hat ( 4). Los ?facilitadores? Las propias características de Internet, y especialmente la transformación del consumidor en usuario, han permitido la aparición de una figura distinta a la del